Los esteroides actúan de una forma similar a la testosterona causando que el deportista aumente su competitividad, agresividad y su resistencia a la fatiga. Sin embargo tiene graves consecuencias. Puede producir un deterioro en la función endocrina de la testosterona, en algunos casos se da un aumento de la concentración estradiol (hormona femenina) y riesgo de padecer problemas cardiacos y en el hígado. Por otra parte las defensas se ven afectadas, las mujeres (incluso con dosis muy reducidas) pueden presentar características masculinas, se puede originar la aparición de cáncer de cerebro e hígado y el aumento de la próstata y por último episodios de hostilidad.