La
alimentación del deportista debe considerar las necesidades
nutritivas individuales de material combustible y estructural, así
como de elementos reguladores en función de la edad, el sexo y del
tipo de actividad física desarrollada.
La
alimentación diaria influye de forma muy significativa en el
rendimiento físico de un deportista. Es necesario una adecuada
distribución de los nutrientes energéticos: proteínas (10-15%),
lípidos (30-35%) e hidratos de carbono (50-60%), así como la
presencia de vitaminas y minerales para cubrir las necesidades
específicas del deportista.
Como conclusión, una
dieta variada y equilibrada, adecuada en términos de cantidad y
calidad antes, durante y después del entrenamiento y la competición
es imprescindible para optimizar este rendimiento físico.