Independientemente de la
variabilidad individual, los sustratos utilizados se relacionan con
la actividad física, en concreto con dos factores: la intensidad del
ejercicio y la duración de éste. Ambos factores se condicionan
mutuamente, es decir, a una intensidad grande la duración tiene que
ser obligadamente pequeña, mientras que, con intensidades bajas, el
ejercicio correspondiente se puede mantener durante más tiempo.
Cuando practicamos un
ejercicio con gran intensidad, el metabolismo tiene que adaptarse a
ello, por lo que las necesidades de nutrientes cambian
significativamente.