Al saltarse al desayuno, el metabolismo no echa a andar los mecanismos naturales pero sí los de la alerta porque supone que hay hambruna y eso lo somete al estrés. Al estar estresado, libera sustancias que lo hacen más lento,lo ayudan a almacenar calorías en forma de grasa y obtener energía de sustancias de las que no debería (utilizando masa muscular). Entonces, en lugar de sentirnos bien, nos sentimos mal. Hay dolor de cabeza, mal humor, estreñimiento, sueño, cansancio, desnutrición, entre otras consecuencias.