Es importante asegurarse de obtener la cantidad adecuada de agua antes, durante y después del ejercicio. El agua regula la temperatura del cuerpo y lubrica las articulaciones. También ayuda a transportar los nutrientes para proporcionar energía y para que se mantenga saludable. Si no está debidamente hidratado, su cuerpo no puede funcionar en su nivel óptimo. Puede experimentar fatiga, calambres musculares, mareos o síntomas más graves.